Las farmacias centinelas surgen como una necesidad de detectar las reacciones adversas o RAM en los pacientes. Con el fin de mejorar la seguridad y eficacia de los medicamentos.

Para ello, los farmacéuticos, como expertos del medicamento, son las personas idóneas para detectar estos posibles efectos secundarios. Haciendo hincapié en los medicamentos que no necesitan receta para su dispensación, o aquellos tratamientos que han sido prescritos por médicos diferentes.

¿Por qué es necesaria una red de farmacia centinela? 

En torno al 75% de los pacientes en tratamiento sufren reacciones adversas que podrían ser evitables con un seguimiento farmacoterapéutico eficaz y un 33% de las consultas hospitalarias están relacionadas con problemas en la medicación. Ya sea por error en la administración o por efectos adversos derivados de la misma. Además de un 4 a un 6% de los ingresos se deben a estos errores.

En la Comunidad de Madrid se ha establecido un concierto entre la Consejería de Sanidad y el Colegio Oficial de Farmacéuticos que dispone:

La Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios, en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos, establecerá una RED DE FARMACIAS CENTINELA, que colaborarán de forma voluntaria en la notificación y prevención de problemas relacionados con el uso de medicamentos. A tal efecto se constituirá una COMISIÓN DE SEGURIDAD de la que formarán parte oficinas de farmacia, el Colegio Oficial de Farmacéuticos y la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios”.

Por tanto, esta red centinela tiene como objetivo notificar y prevenir los problemas de seguridad relacionados con errores de medicación. Estos son incidentes prevenibles bajo control de la práctica profesional o del paciente. Y pueden causar un daño o den lugar a una ineficacia en el tratamiento. Estos pueden estar relacionados con un fallo en la prescripción, etiquetado, envasado, …

Tanto en la Comunidad de Madrid como en otras autonomías, la Red de Farmacias Centinelas está formada por un número cerrado de farmacias. Éstas son seleccionadas de entre aquellas interesadas y que se comprometan en asumir las funciones y objetivos del proyecto. Entre estas funciones destacarían la farmacovigilancia con el uso, por ejemplo, de la tarjeta amarilla, y la participación en programas específicos de detección, prevención y notificación de reacciones adversas.

A la hora de la elección de las farmacias se tienen en cuenta las variables demográficas, sanitarias y socioculturales, para que la selección de las farmacias entre los estratos sea lo más homogénea posible.

Una vez elegidas deben realizar un curso obligatorio impartido por el Centro de Farmacovigilancia en materia de problemas de seguridad en la utilización de medicamentos.