
Los farmacéuticos son, en muchas ocasiones, el primer contacto que tiene el paciente con un profesional sanitario. Son el punto que tiene más a mano el paciente, gracias a la capilaridad de nuestro sistema farmacéutico y porque, a efectos prácticos, siempre hay “un farmacéutico” a mano. Esto es un aspecto esencial para hablar sobre farmacia y salud mental. Porque la farmacia contribuye cada día al bienestar mental de muchos pacientes y sabe dar respuesta a los diferentes desafíos que enfrenta en este campo, proporcionando al paciente no sólo medicamentos y productos sanitarios, sino también apoyo y orientación para mejorar la calidad de vida de quienes padecen problemas o ven afectada su salud mental. La farmacia es, en ocasiones y, sin lugar a dudas, un espacio de apoyo para la salud emocional de muchos pacientes.
Por su parte, el farmacéutico puede llegar a ser un vínculo entre el paciente y otros profesionales de la salud. Derivar, en algunos casos, al especialista. Y, cada día, ser quien escucha y atiende muchas de las demandas que les llegan al cruzar la puerta del establecimiento.
El farmacéutico se encuentra en una posición única a la hora de influir de manera positiva en la salud mental de las personas. Así, además de dispensar medicamentos y orientar acerca de los mismos, el papel del farmacéutico es fundamental en casos como el manejo de psicofármacos, la adherencia a determinados tratamientos psiquiátricos o, simplemente, a la hora de sensibilizar a la población y a sus pacientes sobre el cuidado de la salud mental. En ocasiones, también llegan a ser un apoyo emocional y ser receptores de las preocupaciones e inquietudes de muchos pacientes que no saben a quién acudir a la hora de contar qué les ocurre o cómo se encuentran.
Funciones del farmacéutico en torno a la salud mental
Dispensación de medicamentos
Entre las funciones básicas que realiza una farmacia se encuentra la de la dispensación de medicamentos. Esta dispensación adecuada es un aspecto fundamental para el tratamiento de trastornos mentales. Así, los farmacéuticos deben asegurarse de que los pacientes que acuden a la farmacia han recibido la dosis correcta y comprender cómo y cuándo tomar los medicamentos que se les han prescrito. En la labor del farmacéutico en este sentido se encuentra la orientación y la explicación de muchos de los efectos secundarios que pueden encontrarse estos pacientes, así como trabajar para que la adherencia al tratamiento sea total.
Orientación y educación: labor divulgativa
Los farmacéuticos cumplen una función esencial en torno a la orientación y la divulgación de determinados productos medicamentos y, sobre todo, hábitos saludables para prevenir dolencias y enfermedades. En torno a la salud mental, está en manos del farmacéutico poder desarrollar campañas específicas o lanzar consejos y comunicación especializada alrededor de la necesidad de seguir determinadas recomendaciones de alimentación, descanso, desconexión… como pautas esenciales para cuidar la salud mental, así como estrategias para saber manejar el estrés y la ansiedad, grandes males de este siglo XXI.
Seguimiento farmacológico
El seguimiento farmacológico en los tratamientos de la salud mental de los pacientes es muy importante para asegurar la eficacia de los mismos. De este modo, los farmacéuticos deben estar atentos a los efectos secundarios y a las interacciones que pueden provocar los medicamentosas y que podrían afectar a la salud mental del paciente. El apoyo del farmacéutico al paciente con trastornos mentales es importante. Asimismo, pueden tratar de ayudarle a ajustar el tratamiento según necesite, siempre en colaboración con otros profesionales de la salud.
¿A qué desafíos se enfrenta la farmacia en torno a la salud mental
A pesar de su importante papel que tienen a diario, los profesionales farmacéuticos se enfrentan a algunos desafíos en torno a la salud mental como la falta de capacitación especializada, que puede limitar su capacidad para brindar un apoyo integral a los pacientes que tienen problemas de salud mental. Sería importante que los programas de formación del Grado en Farmacia incluyesen módulos relacionados con la salud mental, para que los farmacéuticos tuvieran mayor número de herramientas en este sentido.
Además, otro desafío al que se enfrenta el profesional farmacéutico es que cada vez más se ve necesario que exista mayor colaboración con otros profesionales de la salud: médicos, trabajadores sociales, psicólogos… Deberían poder trabajar en estrecha colaboración con ellos para asegurar que los pacientes con enfermedades mentales puedan recibir un tratamiento coordinado y de manera integral.
El último desafío al que se enfrentan los farmacéuticos es la lucha contra el estigma que están asociados a la salud mental, ya que, en muchas ocasiones, aunque cada vez menos, los pacientes pueden sentirse avergonzados o temerosos de contar qué les sucede, inseguros para dar el primer paso, que es reconocer que les pasa algo. En este sentido, los farmacéuticos pueden desempeñar un papel importante a la hora de reducir este estigma, proporcionando dentro de la farmacia un ambiente acogedor, libre de juicios y prejuicios, un verdadero espacio para el cuidado del paciente y para la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Una farmacia que muestra sensibilización en torno a la salud mental.