La historia clínica de un paciente es el conjunto de datos personales y antecedentes clínicos clasificados cronológicamente. Estos datos los obtiene el personal sanitario mediante pruebas y observación. El objetivo es una diagnosis de la enfermedad que padece o podría padecer en un futuro. Todo ello con el fin de que le pueda dar una posible solución a través de medicación o hábitos saludables.

¿Quién tiene acceso a ello?

El acceso a la misma no está permitido a todo el mundo. Sino solo al personal que interviene en el tratamiento para garantizarles el seguimiento de una asistencia adecuada.

La farmacia como parte integrante del mismo lleva mucho tiempo reclamando el acceso a la historia clínica de sus pacientes. La razón es que ellos son los que desde el momento de la dispensación del medicamento son los que de manera continua interactúan con el paciente. Y lo hacen añadiendo a ese historial la respuesta farmacoterapéutica del paciente mediante nuevas pruebas. O simplemente mediante entrevistas personales con él como expertos del medicamento que son.

El acceso a esa información, de hecho, podría de nuevo compartirse con el personal que atiende al paciente dentro de un mismo proceso asistencial. De esta forma el farmacéutico optimizaría y podría poner en práctica una verdadera atención farmacéutica. Por lo tanto, podría hacer con todo ello un mejor seguimiento de adherencia farmacoterapéutica.

¿Qué ocurre si no se tiene acceso a la historia clínica del paciente?

El acceso compartido entre los diferentes profesionales que intervienen en un mismo proceso mejoraría el pronóstico de muchos de ellos. Estamos hablando de acceder a datos desde el análisis, diagnóstico y tratamiento teniendo cada profesional acceso únicamente a la parte de la historia clínica que le incumba. Además, ocurre, en oca

siones, que el paciente opta por inferir en duplicidades. ¿La razón? Porque teniendo acceso a la sanidad pública y privada, en ocasiones somete a su organismo a un doble tratamiento o a tratamientos incorrectos por desconocimiento por parte del profesional de la salud de dicha historia clínica.

La relación constante que desde la farmacia se ofrece al paciente es sin duda una oportunidad a la hora de poder hacer un seguimiento mejor. Para tener incluso un mayor control de todo lo que se está tomando en cada circunstancia y en cada momento, se conseguiría una mejora en la respuesta terapéutica. Esto arrojará un resultado clínico más certero, rápido y eficaz. Y además de mejorar la calidad de vida del paciente ahorrará costes al sistema sanitario.

¿A qué datos de la historia clínica debe tener acceso la farmacia?

La única circunstancia que habría que salvar sería determinar a qué datos debe tener acceso la farmacia. Y siempre obteniendo permiso expreso por parte del paciente o de los tutores del mismo cumpliendo el Reglamento General de protección de datos para poder garantizar de esta forma la confidencialidad de sus datos de salud. Con el compromiso firme por parte del farmacéutico y del personal de la farmacia en la no inviolabilidad de aquellos datos susceptibles de transgredir la intimidad del paciente.

En la farmacia, de manera semiinconsciente, cumpliendo esta normativa, el farmacéutico ya dispone -porque lo gestiona el sistema informático-, de una ficha del paciente. En ella se puede disponer del historial de la medicación de cada uno, porque simplemente registra las dispensaciones de los tratamientos que un paciente solicita desde el mostrador. Pero esta información que obtiene la farmacia es totalmente sesgada. Pues se desconocen los antecedentes médicos y terapéuticos. Y, además, es posible que el farmacéutico, no siendo responsable de otras dispensaciones previas o incluso que coincidan en el tiempo realizadas en otras farmacias, le pase desapercibida una interacción o un error con la medicación que en ese momento se está dispensando.

“Llama la atención que siendo, sin duda, el farmacéutico parte de la cadena sanitaria, aún no tenga acceso a determinados datos de salud”

Durante la pandemia se ha visto el importante papel que ha jugado la farmacia por su constante labor asistencial. Por ello llama la atención que siendo sin duda el farmacéutico parte de la cadena sanitaria, aun no tenga acceso a determinados datos de salud. Datos que al final son fundamentales a la hora de su actuación profesional. Sobre todo sabiendo la gran contribución que podría suponer su intervención.

¿Es una utopía pensar en que cada historial clínico fuera fruto de la colaboración y cooperación de los diferentes profesionales sanitarios que intervienen en el proceso? Máxime conociendo el esfuerzo que realiza la farmacia comunitaria día a día poniendo como prioridad absoluta a su paciente. No lo creemos, pero lo que sí opinamos es que se pierde una oportunidad magnífica si se sigue desaprovechando el nexo de unión del farmacéutico con el paciente, su vocación como profesional de la salud, su accesibilidad, su predisposición y su conocimiento en el medicamento.

Facilitarle el acceso a la historia clínica del enfermo e impulsar el establecimiento de un foro de trabajo donde expertos sanitarios compartan recursos, conocimientos y experiencia con el fin de mejorar la calidad de vida del paciente haciendo sus tratamientos más efectivos debe ser prioritario en los tiempos en los que estamos.

 

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